En el cuidado del Alzheimer, algo es un hecho: los cuidadores también se deprimen. En diversos estudios se ha comprobado que al menos 1 de cada 3 sufre de altos niveles de duelo, ambivalencia y otras dolencias psicológicas, en donde la sintomatología depresiva es reportada en más del 50% de los cuidadores.
Esto abre un enorme debate y una llamada de atención para que los cuidadores también cuiden de su salud mental no solo para bienestar propio, sino también para no contrarrestar la calidad de atención que le brindan a su ser querido.
En esta publicación le hablaremos más a detalle de la depresión en el cuidador de un enfermo con Alzheimer con el objetivo de que si usted está a cargo de un familiar con daño cognitivo, compruebe que tiene opciones y alternativas para que ambos tengan mayor comodidad y bienestar en su día a día.
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¿Cuáles son los costos de cuidar a un familiar con alguna demencia?
El cuidado del Alzheimer requiere de tareas muy exigentes en donde se espera que el cuidador sea paciente y tenga mucha atención a los detalles. Esto llega a causar grandes niveles de estrés, los cuales, con el tiempo, se traducen en costos emocionales, falta de energía y satisfacción personal.
Desafortunadamente, cuando una persona está al cuidado de un padre o una madre con Alzheimer u otra demencia, es común que dejen a un lado su propia vida, así como sus necesidades personales.
¿Cuáles son las consecuencias de un cuidador con depresión? La calidad de la atención y cuidado a su ser querido no será la misma, por ello es importante encontrar tiempo para usted y atender sus necesidades.
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¿Cómo saber si un cuidador tiene depresión?
Durante el cuidado del Alzheimer puede ser normal sentir preocupación e incluso tristeza, pero hay ciertos signos que pueden alertar de que sus emociones y su estabilidad mental no se encuentran bien. Algunos son los siguientes:
- Dormir de más o dormir mucho menos
- Aumento o disminución del apetito
- Reducción del nivel de energía
- Menor interés o placer en aspectos de su vida
- Sentirse inquieto o al límite de sus capacidades
- Sentirse impotente o culpable todo el tiempo
- Tener pensamientos suicidas o pensar en la muerte
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Es importante revisar sus estados de ánimo para comprobar si usted necesita apoyo adicional y profesional para el cuidado de su familiar con demencia.
La depresión del cuidador es un factor de riesgo notable asociado con un mayor uso de la atención médica por parte de quienes viven con demencia. Esto, por ejemplo, puede ocasionar accidentes comunes que puede sufrir un adulto mayor con Alzheimer, como caídas, quemaduras, entre más.
Algo más preocupante es que algunas investigaciones acreditan el hecho de que la depresión del cuidador es contagiosa. ¿Qué significa esto? Si su salud mental se ve afectada, esta puede ser directamente aplicable al familiar con deterioro cognitivo que está cuidado. En otras palabras: la persona que usted está cuidando puede desarrollar síntomas depresivos también.
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¿Qué puede hacer si como cuidador se siente deprimido?
Como cuidador de un adulto mayor con Alzheimer u otra demencia, es vital su autocuidado. Esto significa atender sus propias necesidades para brindar una mejor atención a su ser querido. Algunas recomendaciones son las siguientes:
- No deje de mantener el contacto con familiares y amigos
- Dese el tiempo para dedicarse a pasatiempos o actividades que le gusten
- Aliméntese sanamente con una dieta equilibrada
- Ejercítese físicamente con regularidad, aunque sean actividades simples
- Mejore su calidad del sueño y duerma lo suficiente para descansar
- Busque una red de apoyo o investigue sobre alternativas de cuidado
Comprendemos que muchos aspectos listados pueden parecer imposibles cuando tiene a un adulto mayor con demencia bajo su cuidado, pero no debe perder importancia en su propia salud.
Si los cuidados lo están sobrepasando y lo han llevado al límite, es tiempo de pedir ayuda. Recuerde que pueden existir consecuencias de un mal cuidado del Alzheimer y a pesar de su esfuerzo y tiempo, estará afectando más a su ser querido que ayudándole.
Si usted considera que puede estar experimentando cambios emocionales drásticos que pueden poner en riesgo la calidad de cuidado y atención que le brinda a su ser querido, acuda con un médico y busque opciones de cuidado.
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